El señor Aznar ha declarado que los musulmanes jamás pidieron disculpas a España por
haberla dominado durante 8 siglos.
Como ciudadano común, sus palabras me merecen algunas reflexiones. Las detallo a continuación:
1) Esta suerte de revisionismo tardío sólo puede estar generado en una ideología que provoca
una visión bastante menor de las cosas, la ideología del señor Aznar, por supuesto. ¿Qué
tiene que ver lo que ocurre ahora en el mundo con circunstancias que se vivieron en un
pasado tan remoto?
En el fondo la cuestión encierra una defensa a las inoportunas palabras de El Papa.
Si en verdad es así, no creo que El Papa necesite la mediación de Aznar para
defenderse, ya que en estos casos cada uno debe tratar de salir de sus propios desaguisados.
2) En otro sentido, disculpas aparte, los musulmanes dejaron en España una herencia cultural
aún existente, que terminaron en muchos casos convirtiéndose en emblemas de la Nación
española.
3) Debería saber el señor Aznar, que tampoco España pidió disculpas a América Latina por
5 siglos de dominio brutal, y mucho menos, por haberse llevado de sus territorios
toneladas y toneladas de riquezas que jamás devolvió. En cuanto a las herencias culturales recibidas por los americanos fueron infinitamente menores que en el caso musulmán.
4) Entiendo que todo lo mencionado por el ex-presidente, ocurrió hace demasiado tiempo para
que una mente inteligente se detenga en ello. Dejemos las regresiones para los grandes amores
perdidos o para los afectos familiares que nos ha arrebatado la muerte, no para la "alta política".
En el fondo lo que hace el señor Aznar, es plantear una discusión que tiene mucho
de infantil. Me recuerda a esas peleas que a veces protagonizan los niños disputándose
un juguete que cada uno de los contendientes considera suyo sin que en realidad le
pertenezca a ninguno de ellos.
Conclusión
Todo esto hace evidente que la mayoría de los pretendidos "estadistas" de este mundo exhibe
un nivel de inteligencia más que discutible, y que la mayoría de sus opiniones y decisiones,
no siempre debidamente meditadas, son sólo el resultado de conveniencias de momento y no
la consecuencia de una mente habituada a meditar con serena profundidad lo que nos ha pasado, lo nos pasa y lo que puede llegar a pasarnos. La mejor prueba de todo esto se obtiene con sólo observar el estado en que se encuentra el mundo.
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