jueves, julio 19, 2007

Para Inodoro y Mendieta:

Para Inodoro y Mendieta:

Querido Mendieta, a ver si te dejás de aullar y decidís quedarte un poco más tranquilo.
Y vos, amigo Pereira, no pongas esa cara de inodoro porque no te queda tan bien como la tuya.
Ya sé que el patrón se fue, pero tienen que pensar que va a ser sólo un viajecito, y que después, aunque demore un tiempito, va a regresar para estar con todos nosotros y especialmente con ustedes. ¿O no recuerdan lo que Borges decía de de la Eternidad?
Muchachos, después de todo, con el amigo que los creó, no creo que sean tan burros, entre otras cosas, porque yo los quiero.
Por eso vamos a hacer fuerza para lo que pasó nos duela un poquito menos. Además, por todo lo que dije antes, la tarea nos va a durar sólo un ratito.

Ricardo Antin

Querido Negro:

Querido Negro:

Sin soñar con remedarte: Jodida, ¿ pero acostumbrada? A pensar que no estarás más acá, en esta tierra que tiene tan pocos referentes, ¿palabra un poco solemne para vos?, y tanto que has sembrado. Tu paso por la tierra ha dejado huellas tan profundas que hoy te diría que las lágrimas son tantas, que casi no alcanzan para mostrar el duelo. Y ya que eras generoso con las "malas palabras": Tanto hijo de puta caminado por acá y por allá y vos presente en mí, y mi familia, mis hijos y todos los hijos, que hoy estamos sintiéndonos tan huérfanos, porque no hay ningún Roberto Fontanarrosa que siga en este mundo. Y eso es lo malo. Pero creo que junto con Mendieta, y todos los que hemos sido "Tus Mendieta", jamás faltarás en nuestra memoria, por siempre será así. ¿ Acostumbrada? Jamás, queriéndote, donde quiera que estés.

Noemí Antin

lunes, julio 16, 2007

Especialmente para argentinos

A través de la radio, he escuchado a oyentes de diferentes programas expresando sus reacciones ante el resultado del partido Argentina / Brasil.
Las ha habido en todos los tonos: duramente críticos, psicológicos y hasta humorísticos. Pero ninguno de ellos lograba ocultar la decepción dominante.
Lo que me queda muy claro, es que los argentinos -como prácticamente todos los habitantes del mundo- cargan con un alto componente exitista, estimulado, aunque no haría falta, por las actitudes del periodismo. Ello quiere decir que lo único aceptable es triunfar, sea como sea.
Se olvida la vieja frase tan simple pero tan real y ecuánime: "los partidos se ganan y se pierden". Esto puede llevar en sí varios componentes, entre ellos, la suerte. Pero no ha sido el caso. El equipo argentino jugó ostensiblemente peor que en los partidos anteriores y con el equipo brasileño ocurrió exactamente al revés. Más allá de estados de ánimo, el resultado lo expresa claramente.
Por lo tanto, no me parece conveniente buscar responsables y sabiamente resignarse en el simple pero contundente "otra vez será".